Nota 10
Lectura
cualitativa e iluminada de la Escritura ofrecida en la liturgia - Un ejemplo:
Lectura del Eclesiástico
1. Encuadre:
Todos los años leemos el Eclesiástico
El libro del Eclesiástico
(sigla: Eclo), llamado también libro de Ben Sirá (por la referencia de 50,27), el
Sirácida (sigla: Sir), que en griegos e titula Sofía Seirax, Sabiduría de Sirá,
tiene unas características muy singulares en toda la literatura
veterotestamentaria. Fue escrito en hebreo, pero la versión original se ha
perdido (si bien ha llegado a recuperarse en un dos tercios) y la traducción al
griego se ha considerado como texto original. Tiene un Prólogo del traductor,
neito del autor, y queda consignado, hacia el final el nombre mismo del autor
(50,27).
El Prólogo antepuesto a
lo que sería propiamente el texto, pero que forma parte del escrito sagrado,
nos informa del tiempo en que fue escrito (al parecer primer cuarto del siglo
I, partiendo de la referencia de Evergetes) y, principalmente, de cómo fue
escrito.
El autor, abuelo del
traductor, es un jerosolimitano, de amplia cultura, gran lector y meditador de
la Escritura, que ya en aquellos tiempos está configurada en su triple bloque:
Ley (Torá), Profetas (Nebiim), Escritores (Ketubim).
Dice de esta manera el
Prólogo:
“La Ley, los Profetas y los Escritos que
les siguieron nos han transmitido muchas e importantes enseñanzas, que hacen a
Israel digno de elogio por su instrucción y sabiduría. Ahora bien, no basta con
que los lectores se hagan sabios; es necesario también que, como expertos,
puedan ayudar a los de fuera, tanto de palabra como por escrito. Por eso, mi
abuelo Jesús, después de haberse dedicado asiduamente a la lectura de la Ley,
los Profetas y los otros escritos de los antepasados, y de haber adquirido un
gran dominio sobre ellos, se propuso escribir sobre temas de instrucción y
sabiduría. Su objetivo era que los deseosos de aprender aceptaran sus
enseñanzas y pudieran progresar, llevando una vida más acorde con la ley.
Quedáis, pues, invitados a leer este libro
con benevolencia y atención, así como a ser indulgentes allí donde os parezca
que, a pesar de nuestros denodados esfuerzos de interpretación, no hemos
acertado en la traducción de algunas expresiones. Es evidente que las cosas dichas
en hebreo no tienen la misma fuerza cuando se traducen a otra lengua. Esto sucede
no solo en este libro, también con la Ley, los Profetas y los otros Escritos,
que presentan notables diferencias respecto a sus originales.
El año treinta y ocho del rey Evergetes [al
parecer 132 a.C.] llegué a Egipto, donde fijé mi residencia por un tiempo.
Durante mi estancia allí encontré un ejemplar de abundante y no despreciable doctrina,
y me sentí obligado a emprender la traducción de este libro con empeño y
diligencia. Durante este período he dedicado muchas horas de vigilia y trabajo
hasta poder terminar y publicar el libro, para uso de aquellos que, viviendo en
el extranjero, desean aprender y reformar sus costumbres para vivir conforme a
la ley”.
Estamos, pues, ante el
primer caso, el más explícito y desarrollado, de lo que es la “lectio divina”
de la Escritura. Este escrito es hijo directo y legítimo de la Biblia. Quizás
sea esta la razón más consistente por la que el mundo judío no lo ha incluido
en el canon de las Escritura, no obstante que el original haya sido escrito en
hebreo y lo haya usado la sinagoga de la diáspora que para ella ha sido
traducido a la lengua común del griego.
Es, pues, una meditatio divinae Scripturae. La
finalidad está patente: adentrar más y más a las jóvenes generaciones en la
riqueza sin fondo de la Torá.
Tomamos este libro como
guía para ver cómo se hace una “lectio” espiritual de la Escritura. Ello nos
indicará que toda lectio en el Espíritu es un enriquecimiento del texto, que se
enriquece pro sí mismo.
Es un libro que en la Iglesia
leemos todos los años, bien sea en el curso de la Misa con doce perícopas (año
I) o bien sea en el curso del Oficio de lectura con una selección más amplia durante
tres semanas (año II).
2. Recordamos
Recordamos lo que quedó escrito
en la nota: “Una lectura iluminada y amorosa de la Sagrada Escritura”
“… Con
todo, el lugar privilegiado es la liturgia en la praxis actual de la Iglesia,
todos los actos litúrgicos cuentan con la presencia de la Palabra de Dios; y de
modo eminente en la Eucaristía y en el oficio Divino. Entonces la Biblia pasa a
ser “materia” sacramental. Cristo está presente cuando “se proclaman” y también
cuando “se explican” las Escrituras.
Partiendo
de esta convicción hemos de saber cuáles son los modos según los cuales acerca
la Iglesia los libros sagrados a los cristianos. Podemos hablar de tres
círculos o de tres niveles, que suponen distinto grado de conocimiento de la
Escritura.
Primer
nivel: Qué textos escoge la Iglesia de entre todos los capítulos de la Biblia
para los cristianos acuden a misa todos los días y días festivos.
Segundo
nivel: Si, además de los domingos, un fiel cristiano, una cristiana, participa
todos los días en la celebración de la misa. El círculo se ensancha enormemente.
Tercer
nivel: Si, además de ello, un cristiano, una cristiana, reza a diario la
Liturgia de las Horas, un derecho que se le da en el bautismo como hijo de
Dios, se ensanchan más y más el espacio otorgado a los textos sagrados”.
3. Un
ejemplo: La lectura del libro del Eclesiástico o Libro del Ben
Primer
nivel: Los que participan fielmente en el culto dominical
En el
Leccionario dominical:
- Fiestas:
- La
Sagrada Familia: 1ª lectura Eclo 3,1-16 (Los padres y los hijos)
- 2º
Domingo después de Navidad: 1ª lectura 24,1-4.8-14 (Elogio de la sabiduría,
que preanucnia a Cristo, Sabiduría Encarnada)
Ciclo A
o Eclo 15,16-21: No mandó pecar al hombre (Domingo VI), En conexión con el Evangelio de
este domingo: Mt 5,17-37 (Se dijo a los antiguos…, pero yo os digo)
o Eclo 27,30-28,7: Perdona los pecados a tu prójimo y
se te perdonarán los pecados cuando lo pidas (Domingo XXIV): En conexión con
el Evangelio de este domingo Mt 18,21-35
(No te digo que le perdones hasta siete
veces, sino hasta setenta veces sieta)
Ciclo C
- Eclo 27,4-7: No alabes a
nadie antes de que razone (Domingo VIII) en conexión con el Evangelio de este
domingo: Lc 6,39-45 (Lo que rebosa del corazón lo habla la boca)
- Eclo 3,19-21. 30-31: Hazte
pequeño y alcanzarás el favor de Dios (Domingo XXII) en conexión
con el Evangelio de este domingo: Lc 14,7-14 (Todo el que se enaltace será humillado,
y el que se humilla será enaltecido).
- Eclo 35,12-14.16-18: Los
gritos del pobre atraviesan los cielos (Domingo XXX) en conexión
con el Evangelio de este domingo: Lc 18,9-14 (El publicano bajó a su casa
justificado; el fariseo, no).
Segundo
nivel: Los que además participan todos los días en la Misa
Doce
textos en el Leccionario de la Misa Tiempo ordinario, año I
Semana VII
1)
Lunes: Antes que todo fue creada la sabiduría:
1,1-10
2) Martes:
Prepárate para las pruebas: 2,1-13
3) Miércoles:
Dios ama a los que aman la sabiduría: 4,12-22
4) Jueves.
No tardes en volverte al Señor: 5,1-10
5) Viernes:
Un amigo fiel no tiene precio: 6,5-17
6)
Sábado: Dios hizo al hombre a su imagen: 17,1-13
Semana VIII
7)
Lunes: Retorna al Altísimo, aléjate de la
injusticia: 17,20-28
8) Martes:
El que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias:
35,1-15
9) Miércoles:
Que sepan las naciones que no hay Dios fuera de ti: 36,1-2a. 5-6. 13-19
10)
Jueves: La gloria del Señor se muestra a todas sus
obras: 42,15.26
11)
Viernes: Nuestros antepasados fueron hombres de bien,
vive su fama por generaciones: 44,1.9-19
En el
ciclo ordinario, Año II
47,2-11:
poema en torno a David (Semana IV, viernes)
48,1-14:
poema en torno a Elías y Eliseo (Semana XI, jueves)
Tercer
nivel: Los que además rezan diariamente el Oficio de lectura´
Aquí
tenemos una “lectio” semicontinua del Libro del Eclesiástico en tres semanas
Semana XXVII (año II),
del domingo a sábado
1,1-25:
El misterio de la divina sabiduría
2,1-23:
Paciencia en la tentación
3,1-18:
Deberes de los hijos para con sus padres
3,19-4,11:
Humildad y soberbia
5,1-6,4:
La recompensa divina
6,5-37:
La amistad. El aprendizaje de la sabiduría
7,24-40:
Deberes para con los hijos, los padres, los sacerdotes, los pobres
Semana XXVIII (año II),
del domingo a sábado
10,6-22:
Contra la soberbia
11,12-28:
Pongamos solo en Dios nuestra confianza
14,22-15,10.
Felicidad del hombre sabio
15,11-22:
Libertad del hombre
16,24-17,12:
El hombre, cumbre de la creación
17,13-31:
Exhortación a los conversos
24,1-33:
la Sabiduría en la creación y en la historia de Israel
Semana XXIX (año II),
del domingo a sábado
26,1-4.
12-23: la mujer buena y la mujer malvada
27,25-28,9:
Contra la ira y la venganza
29,1-16;
31,1-4: Préstamos, limosna y riqueza
35,1-21:
Sinceridad en el culto a Dios
38,25-39,15:
Los oficios manuales y la meditación de la sabiduría
42,15-26.;
43,31-37: Toda la creación canta la gloria de Dios
51,1-17:
Himno de acción de gracias
Guadalajara,
Santa Teresa de Jesús 2014.