lunes, 8 de diciembre de 2014

11. Lugares del Antiguo Testamento






1. Dan (Lais) Jeroboam mandó construir un becerro de oro para que el reino del norte lo adorara (1 Rey. 12:26–33). Dan era el límite norte del antiguo Israel.
2. Monte Carmelo Elías el profeta desafió a los sacerdotes de Baal e hizo descender lluvia del cielo (1 Rey. 18:17–40).
3. Meguido Un lugar de muchas batallas (Jue. 4:13–16; 5:19; 2 Cró. 35:20–23; 2 Rey. 23:29). Salomón decretó una leva para edificar Meguido (1 Rey. 9:15). El rey Josías, rey de Judá, resultó mortalmente herido en una batalla contra el faraón Necao, de Egipto (2 Rey. 23:29–30). En el tiempo de la Segunda Venida del Señor, tendrá lugar un gran conflicto final en el valle de Jezreel, que será parte de la batalla de Armagedón (Joel 3:14; Apoc. 16:16; 19:11–21). El nombre Armagedón es una transliteración griega del hebreo Har Megiddon, que significa montaña de Meguido.
4. Jezreel Nombre de una ciudad situada en el valle del mismo nombre, el más grande y más fértil de Israel. Los reyes del reino del norte construyeron un palacio allí (2 Sam. 2:8–9; 1 Rey. 21:1–2). La inicua reina Jezabel vivió y murió en este sitio (1 Rey. 21; 2 Rey. 9:30).
5. Bet-sán Israel enfrentó a los cananeos en este lugar (Josué 17:12–16). En el muro de este fuerte se colgó el cuerpo de Saúl (1 Sam. 31:10–13).
6. Dotán José fue vendido como esclavo por sus hermanos (Gén. 37:17, 28; 45:4). Eliseo tuvo una visión de la montaña llena de gente a caballo y de carros de fuego (2 Rey. 6:12–17).
7. Samaria Capital del reino del norte (1 Rey. 16:24–29). El rey Acab construyó un templo a Baal (1 Rey. 16:32–33). Elías el profeta y Eliseo ministraron allí (1 Rey. 18:2; 2 Rey. 6:19–20). Los asirios la conquistaron en el año 721 a.C., y llevaron cautivos a las diez tribus (2 Rey. 18:9–10).
8. Siquem Abraham edificó un altar allí (Gén. 12:6–7). Jacob vivió cerca de allí. Simeón y Leví mataron a todos los varones de esta ciudad (Gén. 34:25). En Siquem, Josué arengó al pueblo a que escogiera servir a Dios (Josué 24:15). Jeroboam estableció allí la primera capital del reino del norte (1 Rey. 12).
9. Monte Ebal y monte Gerizim Josué dividió Israel en estos dos montes: las bendiciones de la ley se proclamaron en el monte Gerizim, mientras que las maldiciones se pronunciaron en el monte Ebal (Josué 8:33). Más tarde, los samaritanos construyeron un templo en Gerizim (2 Rey. 17:32–33).
10. Penuel (Peniel) Allí luchó Jacob toda la noche con un mensajero del Señor (Gén. 32:24–32). Gedeón derribó una torre madianita (Jue. 8:5, 8–9).
11. Jope Jonás se embarcó allí para dirigirse a Tarsis y huir de su misión a Nínive (Jonás 1:1–3).
12. Silo Durante el tiempo de los jueces, era la capital de Israel y el tabernáculo se hallaba allí (1 Sam. 4:3–4).
13. Betel (Luz) Allí fue donde Abraham se separó de Lot (Gén. 13:1–11) y tuvo una visión (Gén. 13; Abr. 2:19–20). Jacob tuvo la visión de una escalera que llegaba al cielo (Gén. 28:10–22). El tabernáculo estuvo allí durante un tiempo (Jue. 20:26–28). Jeroboam mandó construir un becerro de oro para que el reino del norte lo adorara (1 Rey. 12:26–33).
14. Gabaón Los heveos de este lugar engañaron a Josué para concertar un tratado (Josué 9). El sol se detuvo mientras Josué ganaba una batalla (Josué 10:2–13). También fue ése un lugar provisional para el tabernáculo (1 Cró. 16:39).
15. Gaza, Asdod, Ascalón, Ecrón y Gat (las cinco ciudades filisteas) Los filisteos guerreaban con Israel muy seguido desde estas ciudades.
16. Belén Raquel quedó enterrada cerca de allí (Gén. 35:19). Rut y Booz vivieron en este lugar (Rut 1:1–2; 2:1, 4). Se le llamó la ciudad de David (Lucas 2:4).
17. Hebrón Abraham (Gén. 13:18), Isaac, Jacob (Gén. 35:27), David (2 Sam. 2:1–4) y Absalón (2 Sam. 15:10) vivieron allí. Fue la primera capital de Judá durante el reinado de David (2 Sam. 2:11). Se cree que Abraham, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea fueron enterrados en la cueva de Macpela (Gén. 23:17–20; 49:31, 33).
18. En-gadi David se escondió allí de Saúl y le perdonó la vida (1 Sam. 23:29; 24:1–22).
19. Gerar Abraham e Isaac vivieron allí durante un tiempo (Gén. 20–22, 26).

miércoles, 15 de octubre de 2014

10. Lectura cualitativa e iluminada de la Escritura ofrecida en la liturgia - Un ejemplo: Lectura del Eclesiástico

Nota 10



Lectura cualitativa e iluminada de la Escritura ofrecida en la liturgia - Un ejemplo: Lectura del Eclesiástico


1. Encuadre: Todos los años leemos el Eclesiástico

El libro del Eclesiástico (sigla: Eclo), llamado también libro de Ben Sirá (por la referencia de 50,27), el Sirácida (sigla: Sir), que en griegos e titula Sofía Seirax, Sabiduría de Sirá, tiene unas características muy singulares en toda la literatura veterotestamentaria. Fue escrito en hebreo, pero la versión original se ha perdido (si bien ha llegado a recuperarse en un dos tercios) y la traducción al griego se ha considerado como texto original. Tiene un Prólogo del traductor, neito del autor, y queda consignado, hacia el final el nombre mismo del autor (50,27).
El Prólogo antepuesto a lo que sería propiamente el texto, pero que forma parte del escrito sagrado, nos informa del tiempo en que fue escrito (al parecer primer cuarto del siglo I, partiendo de la referencia de Evergetes) y, principalmente, de cómo fue escrito.
El autor, abuelo del traductor, es un jerosolimitano, de amplia cultura, gran lector y meditador de la Escritura, que ya en aquellos tiempos está configurada en su triple bloque: Ley (Torá), Profetas (Nebiim), Escritores (Ketubim).
Dice de esta manera el Prólogo:

“La Ley, los Profetas y los Escritos que les siguieron nos han transmitido muchas e importantes enseñanzas, que hacen a Israel digno de elogio por su instrucción y sabiduría. Ahora bien, no basta con que los lectores se hagan sabios; es necesario también que, como expertos, puedan ayudar a los de fuera, tanto de palabra como por escrito. Por eso, mi abuelo Jesús, después de haberse dedicado asiduamente a la lectura de la Ley, los Profetas y los otros escritos de los antepasados, y de haber adquirido un gran dominio sobre ellos, se propuso escribir sobre temas de instrucción y sabiduría. Su objetivo era que los deseosos de aprender aceptaran sus enseñanzas y pudieran progresar, llevando una vida más acorde con la ley.
Quedáis, pues, invitados a leer este libro con benevolencia y atención, así como a ser indulgentes allí donde os parezca que, a pesar de nuestros denodados esfuerzos de interpretación, no hemos acertado en la traducción de algunas expresiones. Es evidente que las cosas dichas en hebreo no tienen la misma fuerza cuando se traducen a otra lengua. Esto sucede no solo en este libro, también con la Ley, los Profetas y los otros Escritos, que presentan notables diferencias respecto a sus originales.
El año treinta y ocho del rey Evergetes [al parecer 132 a.C.] llegué a Egipto, donde fijé mi residencia por un tiempo. Durante mi estancia allí encontré un ejemplar de abundante y no despreciable doctrina, y me sentí obligado a emprender la traducción de este libro con empeño y diligencia. Durante este período he dedicado muchas horas de vigilia y trabajo hasta poder terminar y publicar el libro, para uso de aquellos que, viviendo en el extranjero, desean aprender y reformar sus costumbres para vivir conforme a la ley”.

Estamos, pues, ante el primer caso, el más explícito y desarrollado, de lo que es la “lectio divina” de la Escritura. Este escrito es hijo directo y legítimo de la Biblia. Quizás sea esta la razón más consistente por la que el mundo judío no lo ha incluido en el canon de las Escritura, no obstante que el original haya sido escrito en hebreo y lo haya usado la sinagoga de la diáspora que para ella ha sido traducido a la lengua común del griego.
Es, pues, una meditatio divinae Scripturae. La finalidad está patente: adentrar más y más a las jóvenes generaciones en la riqueza sin fondo de la Torá.
Tomamos este libro como guía para ver cómo se hace una “lectio” espiritual de la Escritura. Ello nos indicará que toda lectio en el Espíritu es un enriquecimiento del texto, que se enriquece pro sí mismo.
Es un libro que en la Iglesia leemos todos los años, bien sea en el curso de la Misa con doce perícopas (año I) o bien sea en el curso del Oficio de lectura con una selección más amplia durante tres semanas (año II).


2. Recordamos

Recordamos lo que quedó escrito en la nota: “Una lectura iluminada y amorosa de la Sagrada Escritura”

“… Con todo, el lugar privilegiado es la liturgia en la praxis actual de la Iglesia, todos los actos litúrgicos cuentan con la presencia de la Palabra de Dios; y de modo eminente en la Eucaristía y en el oficio Divino. Entonces la Biblia pasa a ser “materia” sacramental. Cristo está presente cuando “se proclaman” y también cuando “se explican” las Escrituras.
Partiendo de esta convicción hemos de saber cuáles son los modos según los cuales acerca la Iglesia los libros sagrados a los cristianos. Podemos hablar de tres círculos o de tres niveles, que suponen distinto grado de conocimiento de la Escritura.
Primer nivel: Qué textos escoge la Iglesia de entre todos los capítulos de la Biblia para los cristianos acuden a misa todos los días y días festivos.
Segundo nivel: Si, además de los domingos, un fiel cristiano, una cristiana, participa todos los días en la celebración de la misa. El círculo se ensancha enormemente.
Tercer nivel: Si, además de ello, un cristiano, una cristiana, reza a diario la Liturgia de las Horas, un derecho que se le da en el bautismo como hijo de Dios, se ensanchan más y más el espacio otorgado a los textos sagrados”.

3. Un ejemplo: La lectura del libro del Eclesiástico o Libro del Ben

Primer nivel: Los que participan fielmente en el culto dominical

En el Leccionario dominical:
- Fiestas:
  • La Sagrada Familia: 1ª lectura Eclo 3,1-16 (Los padres y los  hijos)
  • 2º Domingo después de Navidad: 1ª lectura 24,1-4.8-14 (Elogio de la sabiduría, que preanucnia a Cristo, Sabiduría Encarnada)

Ciclo A
o   Eclo 15,16-21: No mandó pecar al hombre  (Domingo VI), En conexión con el Evangelio de este domingo: Mt 5,17-37 (Se dijo a los antiguos…, pero yo os digo)
o   Eclo 27,30-28,7: Perdona los pecados a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas (Domingo XXIV): En conexión con el Evangelio de este domingo  Mt 18,21-35  (No te digo que le perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces sieta)

Ciclo C
  • Eclo 27,4-7: No alabes a nadie antes de que razone (Domingo VIII)  en conexión con el Evangelio de este domingo: Lc 6,39-45 (Lo que rebosa del corazón lo habla la boca)
  • Eclo 3,19-21. 30-31: Hazte pequeño y alcanzarás el favor de Dios (Domingo XXII) en conexión con el Evangelio de este domingo: Lc 14,7-14  (Todo el que se enaltace será humillado, y el que se humilla será enaltecido).
  • Eclo 35,12-14.16-18: Los gritos del pobre atraviesan los cielos (Domingo XXX) en conexión con el Evangelio de este domingo: Lc 18,9-14 (El publicano bajó a su casa justificado; el fariseo, no).

Segundo nivel: Los que además participan todos los días en la Misa

Doce textos en el Leccionario de la Misa Tiempo ordinario, año I

Semana VII
1)    Lunes: Antes que todo fue creada la sabiduría: 1,1-10
2)    Martes: Prepárate para las pruebas: 2,1-13
3)    Miércoles: Dios ama a los que aman la sabiduría: 4,12-22
4)    Jueves. No tardes en volverte al Señor: 5,1-10
5)    Viernes: Un amigo fiel no tiene precio: 6,5-17
6)    Sábado: Dios hizo al hombre a su imagen: 17,1-13

Semana VIII
7)    Lunes: Retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia: 17,20-28
8)    Martes: El que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias: 35,1-15
9)    Miércoles: Que sepan las naciones que no hay Dios fuera de ti: 36,1-2a. 5-6. 13-19
10)                      Jueves: La gloria del Señor se muestra a todas sus obras: 42,15.26
11)                      Viernes: Nuestros antepasados fueron hombres de bien, vive su fama por generaciones: 44,1.9-19

En el ciclo ordinario, Año II
47,2-11: poema en torno a David (Semana IV, viernes)
48,1-14: poema en torno a Elías y Eliseo (Semana XI, jueves)


Tercer nivel: Los que además rezan diariamente el Oficio de lectura´

Aquí tenemos una “lectio” semicontinua del Libro del Eclesiástico en tres semanas

Semana XXVII (año II), del domingo a sábado
1,1-25: El misterio de la divina sabiduría
2,1-23: Paciencia en la tentación
3,1-18: Deberes de los hijos para con sus padres
3,19-4,11: Humildad y soberbia
5,1-6,4: La recompensa divina
6,5-37: La amistad. El aprendizaje de la sabiduría
7,24-40: Deberes para con los hijos, los padres, los sacerdotes, los pobres

Semana XXVIII (año II), del domingo a sábado
10,6-22: Contra la soberbia
11,12-28: Pongamos solo en Dios nuestra confianza
14,22-15,10. Felicidad del hombre sabio
15,11-22: Libertad del hombre
16,24-17,12: El hombre, cumbre de la creación
17,13-31: Exhortación a los conversos
24,1-33: la Sabiduría en la creación y en la historia de Israel

Semana XXIX (año II), del domingo a sábado
26,1-4. 12-23: la mujer buena y la mujer malvada
27,25-28,9: Contra la ira y la venganza
29,1-16; 31,1-4: Préstamos, limosna y riqueza
35,1-21: Sinceridad en el culto a Dios
38,25-39,15: Los oficios manuales y la meditación de la sabiduría
42,15-26.; 43,31-37: Toda la creación canta la gloria de Dios
51,1-17: Himno de acción de gracias

Guadalajara, Santa Teresa de Jesús 2014.