miércoles, 3 de septiembre de 2014

Nota 4 - Lectura de la Biblia

Nota 4



Lectura de la Biblia
(Al cobijo de la memoria de san Gregorio Magno)

He aquí, de modo espontáneo (con el valor propio que tiene la espontaneidad de lo cotidiano)  algunos indicadores que nos pueden servir para la lectura de la Biblia. Establecida una singular Alianza con Dios en los votos religiosos, dimanantes de la consagración bautismal, la Biblia pasa a ser, para mí, palabra directa del Dios de mi amor, palabra de todos los días. No hacemos votos de leer la Biblia todos los vías…, pero acasos ería una forma de expresar qué es la vida religiosa, como actualización del Bautismo.
1.     Lectura informada, con una introducción esencial: composición y líneas teológicas de este libro. Partimos de este viejo principio: Los grandes conocedores de la Biblia no son los que han leído mucho “acerca de la Biblia”, sino los que han leído, con sabiduría, “mucho” la Biblia.

2.     Lectura de la Biblia en sí misma, como expresión de la Fe de un Pueblo. Lectura, por tanto, desde donde se ha escrito, no desde el punto de vista de adónde queremos llevarla, apelando a una “lectura para la vida”. No una lectura condicionada: Biblia del joven, Biblia de la familia, Biblia para los pueblos de América Latina… Buscamos una lectura no hipotecada por ninguna teología.

3.     Lectura con gusto literario. Primer libro de la literatura universal: saber apreciarlo sencillamente como libro. Es una lectura en comunión con la cultura humana.

4.     Lectura con una relación afectivo-personal al libro sagrado
o   Es una lectura para mí, no para un examen de clase.
o   Una lectura gozosa, sosegada, inteligente, mía.
o   Una lectura sabrosa, que acaba siendo una lectura apasionada.
o   Lectura de un libro que me pertenece y pertenece a toda la comunidad humana.

5.     Lectura cual corresponde a un libro sagrado. Aquí comienza una lectura directamente religiosa. Es la lectura de “hondura” en diálogo con los problemas eternos del hombre, desde el inicio de la Biblia.
6.     Lectura directamente “espiritual”. La Palabra queda habitada por el Espíritu de Jesús, por Jesús. Ya se ha convertido en “lectio divina” con múltiples modalidades, sin confinar la “lectio divina” a un método.

7.     Lectura como dirección espiritual de la Fe de la Iglesia y de la fe que palpita en mí.

8.     Lectura programada, teniendo en cuenta la pauta litúrgica que nos da la Iglesia, en la variedad de ciclos.

9.     En fin, lectura cotidiana, sencillamente como lectura de mi libro.
3 septiembre 2014, memoria de san Gregorio Magno.

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